Confesión de un alma presa

Ya está acá, esa impotencia incrustada al lado del pulmon derecho. Ya está acá, esa furia cegadora en mis pupilas. Ya está acá, mi mano vacia llena de ambición, que esta cabeza maquinada, infuncional despedaza sin conseguir el objetivo. Ya está acá, el demonio del tiempo arrancandome la realidad a mordiscones, y yo sangrando por la herida interna, sin mostrar, siempre tan inmutable, callando el dolor de ser y no ser adentro como un grito silencioso: esa pasividad enloquecedora clamando por estallar sin conseguir prender la mecha. Acá está el fantasma, borrán mal hecho de lo que fui, de lo que podráa haber seguido siendo. Acá está la hoja en blanco que es mi alma buscando que al fin la decisián se haga cargo y escriba aunque sea una palabra, un sentido, un color. Acá están acumulados en el ventriculo izquierdo toda la sangre hirviendo de lo que nunca me anime a solucionar, todas las cosas que no pude o empezé a terminar. Acá estoy yo finalmente, parada donde siempre me coloca la escritura: entre la confesián de mi esencia y el accionar de mi sin acción.