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Me gusta el olor a libro nuevo, viajar mientras escucho música, caminar bajo la lluvia, imaginar historias en mi cabeza tirada en la cama, mirar viejas fotografías y recrear momentos del pasado, vagar sin rumbo por las calles de buenos aires y las noches de charlas interminables con amigas. No me gusta las sonrisas falsas de la gente, los silencios incómodos, lo lento que pasa el tiempo cuando estoy aburrida y lo poco que dura cuando más tiempo necesito, las palabras vacías y los finales.

domingo, 13 de febrero de 2011


Queda prohibido llorar sin aprender,
levantarme un día sin saber qué hacer,
tener miedo a mis recuerdos,
sentirme sólo alguna vez.
Queda prohibido no sonreír a los problemas,
no
luchar por lo que quiero,
abandonarlo todo por tener miedo,
no convertir en realidad mis sueños.
Queda prohibido no demostrarte mi amor,
hacer que pagues mis dudas y mi mal humor,
inventarme cosas que nunca ocurrieron,
recordarte
sólo cuando no te tengo.
Queda prohibido dejar a mis amigos,
no intentar comprender lo que vivimos,
llamarles sólo cuando los necesito,
no ver que también nosotros somos distintos.
Queda prohibido no ser yo ante la gente,
fingir ante las personas que no me importan,
hacerme el gracioso con tal de que me recuerden,
olvidar a todos aquellos que me quieren.
 Queda prohibido echarte de menos sin alegrarme,
odiar los momentos que me hicieron quererte,
todo porque nuestros caminos han dejado de abrazarse,
olvidar nuestro pasado y pagarlo con nuestro presente.
Queda prohibido no intentar comprender a las personas,
pensar que sus vidas valen más que la mía,
no saber que cada uno tiene su camino y su dicha,
sentir que con su falta el mundo se termina.
Queda prohibido no crear
mi historia,
dejar de dar las gracias a mi familia por mi vida,
no tener un momento para la gente que me necesita,
no comprender que lo que la vida nos da, también nos lo quita.

Alfredo Cuervo Barrero.

domingo, 6 de febrero de 2011


Tengo el alma hecha pedazos y a partir de acá, no hago cargo de nada.

y así sin más se  tiró a la basura, si si, la verdad es que no le era de mucha utilidad, si quería comenzar de nuevo debía primero y principal deshacerse de lo innecesario, como ella misma. Porque lo último que quería ser era ella, y no fuera a ser que en alguna de sus incursiones buscando su nueva yo, la vieja saliera a la vista y arruinara todo, y quizás espantara a la nueva yo y ahí si, estaría totalmente jodida. –“Mejor entonces-pensó- no pensarlo mucho más y eliminar todos los posibles riesgos que dificulten mi transformación, no no, mi renovación, no no, mi nueva adopción.” Claro, por supuesto, porque para los términos anteriores hubiera necesitado un modelo sobre el cual moldear, una base, y era aquello mismo lo que estaba tirando a la basura. Y mientras se encontraba en el fondo oscuro del tacho, rodeada de cáscaras de bananas, repollitos de brusellas semi- mutilados por niños que se negaban a digerir “alimentos sanos (obviamente los adultos no tenían la menor idea de la salud de un niño), de papeles manchados por intentos de escritos mal logrados, fibras sin tapas secas, viejas y sobreusadas maquinitas rasuradoras y otras sin número de materiales inservibles y por demás asquerosos; meditaba que hubiera sido más juicioso deshacerse de aquel recipiente luego de haber encontrado otro para mudarse antes de haberse visto arrastrada junto al mismo en aquél océano de deshechos.
Todo este tiempo no quise creerlo, inconsientemente, sufría una lenta metamorfósis, algo atroz ante los ojos de aquellos que ven más allá de lo obvio, pero aún así no pierden de vista lo más visible; y sobre todo aquellos que mantengan los oídos suficientemente alertas para atrapar la más mínima vibración de la tierra: si querida gente, me convertí de a poco en el ser más detestable del planeta: una persona falsa de doble discurso, y peor aún, en una hipócrita. El látigo que tengo por lengua nunca fue piadoso para los caretas, si hay algo de lo que yo me enorgullecía era en ser sincera, una moneda de dos caras iguales que decía lo que pensaba y lo mantenía de día y de noche. Que iba de frente y nunca atacaba por la retroguardia. ¿Y ahora? Ahora me di cuenta de haber sido doblefacética con respecto a una persona, al principio me convencía o mejor dicho, me consolaba repitiéndome con voz arruladora era un error inocente, que eran las reacciones normales que una persona puede tener con otra. Pero ya está, ya me cansé de autocomplacerme, me guste o no admitirlo (y creanme que en mi vida pensé que tal crimen podía ser ejecutado por mi misma) es así. Pero ahora estoy determinada de terminar con este lado oscuro nacido de quién sabe dónde,  yo no quiero ser así, yo ya no voy a ser así más. Y si se vuelve a repetir, juro por dios que me voy a cortar la lengua y colgarla en la pared para reirme de ella todos los días.