(Silencio espeso)

- Sol
- Me gusta el olor a libro nuevo, viajar mientras escucho música, caminar bajo la lluvia, imaginar historias en mi cabeza tirada en la cama, mirar viejas fotografías y recrear momentos del pasado, vagar sin rumbo por las calles de buenos aires y las noches de charlas interminables con amigas. No me gusta las sonrisas falsas de la gente, los silencios incómodos, lo lento que pasa el tiempo cuando estoy aburrida y lo poco que dura cuando más tiempo necesito, las palabras vacías y los finales.
martes, 23 de noviembre de 2010
(Silencio espeso)
jueves, 18 de noviembre de 2010
He's over me (I'm over).
miércoles, 10 de noviembre de 2010
Cosas de la civilización I
Si algo me ha servido ver a través de la historia, es para conocer la naturaleza humana, la que también fácilmente se ve por las calles. Tanta intolerancia, ahora y siempre, no lo entiendo, quizás esa sea su razón, el no entender mismo que les causa miedo, inseguridad. Esa constante necesidad del hombre de que el otro viva bajo sus principios, sus reglas y parámetros, su mirada; todos estar bajo el mismo dios, bajo la misma ideología, la misma inclinación sexual, la misma forma de ver el mundo. ¿Eso es lo que les asusta? Que existan otros mundos que otros puedan ver, vivir, sentir, ¿y ellos no? Se sienten inseguros, inestables, su realidad, su concepción parece no ser la única, y ahí surge la duda, ¿es la correcta? ¿Cómo pueden existir otras si todos vivimos bajo el mismo cielo? Sus creencias se ven tocadas, ellos no pueden equivocarse, los otros deben estar mal, defectuosos, equivocados, rotos, si si, rotos y hay que arreglarlos. Se engañan, dicen querer lo mejor para el prójimo, aunque este no lo comprenda. Mentiras, excusas, pretextos; son ellos los que no comprenden y por eso mismo lo realizan. Pero, ¿por qué deberíamos todos ser iguales? Por algo en apariencia somos todos diferentes, porque somos distintos, no somos la misma persona. Pero constantemente el humano debe mirar hacia el costado, comparar para tranquilizar su existencia, y ahí es donde se encuentra la falla, donde se siente desencajado. La belleza está en la diversidad, en lo diferente, lo extraño, lo antagónico; la homogeneidad es monótona y aburrida. Y si Juan tiene otra religión a la mía, ¿por qué juzgarlo, discriminarlo, atacarlo? Si espero ser respetado, tengo que respetar. Yo elegí a mi Dios, por qué creerme tan superior o especial en pensar que el otro no tiene el mismo derecho. Y si María se ve atraída por mujeres, ¿por qué insultarla, apartarla y tratarla como una enferma que debe ser curada? Que los cuerpos del hombre y la mujer encajen como dos piezas de rompecabezas no significa que está predestinado a que así sea. Algunos argumentan que va contra las leyes de la naturaleza, ¿acaso el amor no es natural? ¿Por qué algunos se creen propietarios de la vida personal de otros? ¿Quién se adjudica el poder de decretar quien puede amar a quien? Y volvemos a lo mismo, nos da miedo que otros vivan en una distinta sintonía. Y nos amargamos, pasamos una vida luchando más contra la vida de otros que disfrutando. Y así segregamos, discriminamos, separamos; creamos divisiones y establecemos muros. De repente es más importante el color de la piel, o de donde uno proviene que hacia donde va, quién es esa persona. Nos volvemos superficiales. Yo no deseo ser así, prefiero abrir mi perspectiva hacia otras realidades, aprender de ellas. Hay tantas maravillas en el mundo, y el hombre decide destruirla. Gasta su energía en pelear causas egoístas e individualistas que buscar el bien común. Hay una Iglesia que eleva en un grito de odio y soberbia su voz para condenar la homosexualidad, cuando es la misma la que oculta y protege a sacerdotes violadores de menores. Aquellos hombres que golpean y agraden violentamente a los gays, son luego los mismos que ocultan su verdadera sexualidad en el fondo del placard. Estoy cansada de vivir en una sociedad hipócrita, y tan ciega por elección. Yo decido de decir NO al odio, a la violencia, a la división, a la agresión, a la discriminación, al terror, a la infelicidad. Dejemos de lado el miedo y de causar miedo en los demás.
“Cuando conozco a alguien no me importa si es blanco, negro, judío o musulmán. Me basta con saber que es un ser humano.” Walt Whitman
“Si no podemos poner fin a nuestras diferencias, contribuyamos a que el mundo sea un lugar apto para ellas.” John Fitzgerald Kennedy
domingo, 31 de octubre de 2010
Todo terminó, ya está, es como si nunca hubiera sucedido, pero sucedió. ¿No? ¿O era solo mi imaginación? No, no. Yo sé que pasó. Pero vuelve todo a ser como antes, casi. Yo acá, sola, recreando los momentos, tratando de quizás encontrar lo que salió mal, aquellas palabras que me callé por cobarde o creerlas innecesarias. Se suman a toda la mugre bajo mi cama, las asignaturas pendientes que nunca se van a solucionar. Nos veo como una película, como apariciones, transparentes. Cierro mis ojos, grito interiormente que se detengan, pero siguen, son como fantasmas que me persiguen. Y de pronto estás en los lugares menos esperados, en las palabras más cotidianas, absurdas. No hay canción que no nos haya un día servido de paisaje, y ahora veo el río sola, el atardecer por fin llegó. Y esas canciones suenan tristes, sin alma. ¿Es que nadie inventó un botón de borrar para todo aquello que nos hace mal? Ya está, ya lo viví, fui feliz o lo más próximo que pude por un tiempo, AHORA QUIERO SIMPLEMENTE OLVIDAR.
martes, 19 de octubre de 2010
No me quemes la cabeza si tu fuego ya no existe. Ahora tengo un disparo atravesando mi sien. Sólo te pido un favor, fuera de mi corazón y no hables de soledad, a los buitres ya veo volar.
( Y yo que siempre te decía que quería recordarlo todo, tanto lo bueno como lo malo, y ahora busco la salida para borrarlo todo, quiero bloquearte por completo)
lunes, 18 de octubre de 2010
Maybe I know somewhere deep in my soul that love never lasts. And we've got to
find other ways to make it alone or keep a straight face.
jueves, 7 de octubre de 2010
miércoles, 15 de septiembre de 2010
miércoles, 25 de agosto de 2010
martes, 24 de agosto de 2010
BASTA, no quiero más, quiero salirme de esta partida. Perdi todo. ¿Qué más quieren de mí? Ya no tengo más que apostar, no quiero más cartas que llenen esta mano maldita de puro dolor y encierro, olvido y tristeza disfraza de rencor. El sudor cae por mi frente quemada por el sol, o quizás son lágrimas que regresan al cielo a perderse mediocremente entre las nubes. Mediocre, si mediocre como todo lo que hago. ¿Hay peor muerte que la homogeneidad? Rezo por un poquito de color, desteñí toda mi cabeza y ahora sólo me veo en blanco y negro. Gris, más aburrido, como todo alrededor. ¿A dónde fueron las emocionesss que se escondían a la vuelta de la esquina para caerte desde una ventana y llevarte en espiral hacía lo más desconocido de lo cotidiano? Me cansé de saltar charcos, fui por lo seguro, los evado, rodeo, ignoro. Ya no cruzo por la mitad de la calle, no me tiro al llegar a lo más alto de lo que podría hamacarme, no vago por las calles de Buenos Aires buscando a ojo telescópico las maravillas nunca inventadas. Me siento estática, un punto en medio de la nada detenido por la fuerza de la rutina, de lo repetitivo, de lo conocido. Llena de polvo, inmóvil, pero mi cabeza dando m i l y u n a v u e l t a s, una y otra vez la calesita realiza su recorrido, gira gira gira sin parar, hace lo que sabe, GIRAR. Soy la única a bordo, aferrada al mástil gritándole al silencio que alguien por favor
ME BAJE DE ACÁ.